viernes, 6 de junio de 2008

Sapolandia: Morada del Sapo

Hay tanto blog y pseudoblog (fotolog) suelto, que uno más no hará daño.
Aunque, ciertamente, Sapolandia no es un blog más. Es mi blog. Y como blog mío que es, escribiré en el lo que me venga en gana, sin centrarme en ningún tema en concreto y sin ceñirme a estúpidos protocolos que puedan entorpecer mi labor creativa. Eso significa que en este blog serán, probablemente, más que comunes los desvarios en forma de descalificaciones (aunque yo prefiero llamarlas ''descripciones'') y expresiones humorísticas que me produzcan algo de gracia.

Esto podría crear en algun@s la impresión de que soy una persona infantil e irrespetuosa (nada más alejado de la realidad, pues soy más maduro y respetuoso que la inmensa mayoría de gente), cuando los adjetivos más adecuados para describir esos rasgos de mi ser que inducen a pensar en ello serían (probablemente), excluyendo los sinónimos pertinentes, palabras tales como ''vanidad'' y ''humor''.

Para cualquier crítica (ya sea positiva o negativa), insulto, amenaza o alabanza, el derecho a escribir un comentario restará disponible para cualquier internauta que llegue a mi blog, y ningún mensaje no excesivamente irrespetuoso tendrá porque ser borrado de la página.

Eso es, en líneas generales, lo que quería expresar en mi primera entrada. Y no quisiera finalizarla sin recalcar que el ''primera'' está destacado por algo. Esta es la primera entrada que jamás haya sido publicada en Sapolandia: Morada del Sapo. Y si alguien, haciéndo uso de falsa información extraída de estúpidas e infundadas leyendas urbanas, pretende hacer creer a otro alguien que bajo las tierras de Sapolandia residen los cadáveres de las que antaño fueran radiantes y enérgicas entradas, no haga/s caso de nada de lo que diga. Porque todo lo que salga de su boca será (aunque no lo sea) sucia mentira.